lunes, 29 de abril de 2013

DE LINEAS Y SERVICIOS



De acuerdo con el Reglamento del Sector Ferroviario, y lo cito solo para establecer una definición generalmente aceptada y presente en el BOE, la linea ferroviaria es: 
La parte se la infraestructura ferroviaria que une  dos puntos determinados del territorio y que está integrada por los siguientes elementos: plataforma de vía, superestructura como carriles y contracarriles, traviesas y material de sujeción, obras civiles como puentes viaductos y túneles, e instalaciones de electrificación, de señalización y seguridad y de telecomunicación de la vía, caminos de servicio, y los elementos que permiten el alumbrado

De acuerdo con la misma norma, se entiende por transporte ferroviario:
El realizado por empresas ferroviarias empleando vehículos adecuados que circulen por la Red Ferroviaria de Interés General 
Además: 
El transporte ferroviario es un servicio de interés general y esencial para la comunidad y puede ser de viajeros y mercancías

Sin duda se preguntarán a qué viene iniciar este post con el recordatorio de algo evidente y que todo el mundo relacionado con el transporte conoce. Es decir, que una cosa es la infraestructura y otra los servicios de transporte o por simplificar los "servicios".

La cosa viene a cuento de lo siguiente. Ya se sabe que en este momento de aguda crisis económica cuando es necesario ajustar los gastos públicos, han aparecido muchas reflexiones y comentarios sobre la pertinencia del gasto en determinadas infraestructuras, juzgando si su realización ha respetado los principios de eficiencia y sostenibilidad o si  en definitiva se ha tratado de lo que, con un cierto desahogo, se llama despilfarro.

Entre las infraestructuras mas cuestionadas están las que sirven de soporte a la prestación de servicios de pasajeros mediante trenes de alta velocidad. No es que no se hayan cuestionado otras infraestructuras, como determinadas autovías o aeropuertos, pero cabe convenir que si se realizara una clasificación de las más criticadas, probablemente las infraestructuras que sirven de soporte a los servicios AVE ocuparían los primeros lugares.

No voy a entrar aquí en lo más o menos fundado de las críticas, ni el por qué se hace tanto énfasis en ellas, ni qué intereses están detrás. Ello daría para un debate más profundo que esta nota, que solo quiere aclarar un malentendido.

El cual malentendido parte de un evidente error de comunicación de Renfe Operadora. No me importa criticar a mi antigua empresa, entre otras cosas porque cuando se produjo el error yo era precisamente su presidente y por tanto el último responsable.

La cosa fue así: al inicio de la puesta en servicio de la línea  de alta velocidad Madrid- Valencia y Madrid -Albacete, y por razones no estrictamente comerciales, se decidió ofertar, a título de prueba, unos servicios directos  de alta velocidad entre Toledo y Albacete. Es decir que un viajero podría desplazarse entre ambos puntos sin necesidad de hacer transbordo aunque, eso sí, pasando por Madrid.
Como era de esperar el servicio resulto un sonoro fracaso, y como no dejaba de ser una prueba, se decidió suprimirlo como servicio directo, de modo que quien quisiera viajar de Toledo a Albacete, debería transbordar en Madrid. Eso fue todo. El error estuvo en que el portavoz de Renfe se dejó llevar por un cierto entusiasmo comunicativo e hizo demasiado énfasis en que solamente utilizaban el servicio directo una media de 9 pasajeros diarios. Es decir, hizo demasiado énfasis en los 9 pasajeros y demasiado poco en los servicios directos.

Como pudimos comprobar con cierto horror al día siguiente, parte de los medios de comunicación recogieron la noticia de que "se había construido una línea de alta velocidad entre Toledo y Albacete que era utilizada por 9 viajeros", con lo que la tal línea seria un "elefante blanco" más a añadir al museo de los horrores del despilfarro hispánico en materia de infraestructuras.

Intentamos deshacer el error, pero ya se sabe que siempre es muy difícil que la realidad desplace a  la interpretación mas colorista de la misma. Un ejemplo claro de esa dificultad nos lo muestra el hecho de que visitando hace poco un blog, de estos que enumeran despilfarros en infraestructuras, apareció ¡oh maravilla!, la línea Toledo- Albacete, que, según se decía, se habría construido para transportar 9 pasajeros diarios, y lo que es peor, se afirmaba que se había terminado cerrando, con lo que daba a entender que en las llanuras manchegas languidecían carriles, túneles y viaductos sin ninguna utilidad práctica. ¿Ven a lo que conduce confundir infraestructura con servicios?

Ni la línea Toledo- Albacete se ha cerrado, ni por supuesto nunca se han transportado sobre ella únicamente 9 pasajeros diarios.

La línea Toledo Albacete consiste en los siguientes tramos de infraestructura:
1. Toledo- Bifurcación de la Sagra (donde se une con la linea Madrid- Sevilla - Malaga) que soportó servicios que transportaron 1.496.000 viajeros entre Madrid y Toledo en el año 2011
2. Torrejón de Velasco -Bifurcación de Motilla del Palancar ( donde se separan las líneas a Valencia y a Albacete), que transportó 3.264.601 viajeros en 2011
3. Bifurcación de Motilla- Albacete. que transportó 1.193.322 viajeros en el año 2011

Por otra parte esta previsto que en este mismo año (2013) la infraestructura de alta velocidad llegue a Alicante desde Albacete, con lo que es más que previsible que se produzca un incremento en el uso de la línea del orden de 1.000.000 de pasajeros más que también tendrían que utilizar la supuestamente cerrada línea Albacete - Toledo.

Habrá quien probablemente  opine que incluso estos son pocos pasajeros para tanta inversión y que bien podían haberse dedicado los recursos destinados a llevar el Ave a Valencia y a Alicante a otros propósitos. La discusión de estos planteamientos nos llevaría mucho más lejos que la pretensión de este escrito. Y conste que no rehuso en absoluto entrar en ese debate.

Lo único que he intentado hoy es demostrar  los errores de juicio a que pueden conducir interpretaciones apresuradas.

Teófilo Serrano


jueves, 25 de abril de 2013

LA REFORMA DE LAS PENSIONES




A la espera de conocer con más detalle las propuestas sobre reforma de las pensiones, que al parecer, ha elaborado el Ministerio de Trabajo, para ser sometidas a una comisión de expertos, algunas de las ideas esbozadas por los medios de comunicación me sugieren estas reflexiones.

El núcleo básico de la propuesta, parece consistir en calcular la suma de las aportaciones realizadas por cada trabajador a lo largo de toda su vida laboral que, una vez convenientemente actualizadas, se dividirían por los años de  esperanza de vida del pensionista para calcular la cuantía de la pensión anual.

En definitiva se trataría de individualizar cada pensión con el fin de adecuar lo recibido a lo cotizado y esto manteniendo el sistema de reparto. Esto de mantener el sistema de reparto es una contradicción con lo que se propone. El sistema de reparto se basa en que el trabajador paga con sus cotizaciones las pensiones de los pasivos del sistema y confía en que en el futuro los entonces activos actúen con el de la misma manera. El cotizante no es dueño de sus cotizaciones sino que el hecho de cotizar le habilita para recibir su futura pensión pagada por los cotizantes futuros. Por otra parte el hecho de mantener el sistema de reparto  ocasiona que las aportaciones del trabajador no produzcan ningún rendimiento a lo largo de los años, puesto que han sido “invertidas” en pagar las pensiones de los activos.

Creo  que la referencia al sistema de reparto se presenta pura y simplemente para no despertar mayores suspicacias, pero el fundamento del método propuesto encaja mucho más con el sistema de capitalización y creo que se realiza con la intención clara de favorecer el desarrollo de pensiones privadas basadas en aquel sistema. Verán por qué.

Una vez que cada trabajador conoce la cantidad de que dispone para su futura pensión resulta viable autorizar que, si lo desea, pueda retirar esta cantidad del sistema público para integrarla en un plan privado de pensiones. Se le dirá que sus fondos en el sistema privado producirán mayores rendimientos que en el público y se favorecerá que las empresas coticen por el trabajador  al sistema privado.

Como ven la reforma planteada constituye la condición necesaria para el florecimiento de un nuevo y próspero negocio  basado en  las pensiones privadas para el que el sector financiero se prepara a participar.

Existe el problema del pago de las pensiones ya devengadas en el sistema de reparto si los cotizantes retiran sus fondos para integrarlos en el sistema privado. Ahí aparece la segunda pata de la propuesta. La rebaja de las nuevas pensiones causadas y la no revalorización delas antiguas.

El objetivo buscado no es tanto el de la sostenibilidad del sistema público, cuestión esta que depende más que nada del crecimiento del PIB y del empleo, cuanto el deseo de abrir más hueco a los planes de pensiones privados en aquella teoría ya antigua de los tres pilares que se manejó en los años 80 del siglo pasado y que rápidamente refresco

Los tres pilares del sistema de pensiones consistirían en:
Un pilar no contributivo destinado a cubrir situaciones de necesidad y situado en torno al 75% del salario mínimo
Un pilar contributivo basado en el reparto y que cubriría en torno al 45-50% de la  última base cotizada
Un tercer pilar privado basado en la capitalización

Como ven el modelo propuesto camina en esta dirección. Al individualizar las aportaciones y rebajar las cuantías finales de las pensiones públicas permitirá de forma paulatina ir transfiriendo cotizaciones del sistema público a los planes privado abriendo así una estupenda perspectiva de negocio.

El problema está en que las maravillas ofrecidas por los planes privados de pensiones, lo son a base de asumir riesgo, riesgo que seguramente nadie se molestará en explicar debidamente a aquellos que decidan trasladar su pensión al sistema privado. Como tampoco se les dirá que los gastos de gestión de los sistemas privados están muy por encima de los del sistema público. Me temo que la historia de las participaciones preferentes puede resultar un juego de niños, cuando aparezcan nuevas crisis financieras.


Teófilo Serrano
Abril 2013